Desde hace años, siempre he escuchado que las grandes historias de amor, las más bonitas y las que suelen durar por siempre, son aquellas que nacen en secreto. En el silencio de 2 corazones que laten al compás de un mismo sentimiento.

Todo eso me parecía precioso y hasta me emocionaba al escucharlo, pero me parecía demasiado lejano.

A ver, ¿qué posibilidad  tengo de que una de esas historias vaya a sucederme a mí? ¿De que sea yo la protagonista indiscutible de la historia de amor de mi propia vida?

Tan lejano lo veía, que me dedicaba a escribir sobre ello. Historias ficticias, historias que tal vez ocurrieron en realidad, en alguna parte del mundo.

Yo siempre soñaba y deseaba con tener una de esas historias, con que mi vida se convirtiera en una película de amor, algo así como Casablanca.

Un amor nacido en secreto, el cual 2 personas se profesaban a través de palabras, gestos, miradas cómplices y caricias a escondidas.

El destino me tenía demasiada manía, se ve que le hice algo malo en el pasado y ahora me la estaba devolviendo, haciendo cada vez más imposible, que yo pudiera aspirar a tener una de esas historias.

Pero no, no me rendía, a fin de cuentas, soy tauro. Romántica y soñadora por excelencia.

Y aunque el destino no quisiera facilitarme las cosas, yo seguía creyendo en que aun podría suceder un milagro para alguien como yo.

De repente un día, el destino decidió ayudarme. Decidió ponerle fin a mi desastrosa vida sentimental, desviando mi camino hacia un camino más correcto, hacia un camino con más esperanza y más ilusión.

Conocí a alguien que me devolvió la alegría que un día se murió, dando paso a la tristeza, alguien que me propuso un día protagonizar junto a él, una de esas historias de amor.

Como tanto tiempo llevaba soñando, lo nuestro empezó a nacer en secreto, en silencio.

Aprendimos a querernos mirándonos a los ojos y traspasamos la frontera de los sueños, superando la realidad y dejando atrás a la ficción.

Para mi cualquier película ya estaba a la altura de lo nuestro.

Pero tuvo que ser Casablanca, ese clasicazo del cine, la que dio comienzo a lo nuestro, la que hizo que rompiéramos el silencio de la noche, para confesarnos un sentimiento mutuo.

El 20 de Abril de 2011, todo en mi vida volvía a tener sentido, conseguí convertirme en la protagonista de mi propia historia de amor, haciendo que cualquier película romántica, quedara a la altura del betún.

Para mí la nuestra era y es, la mejor historia de todas.

Por eso destino, quiero que sepas, que gracias por haberme dado esa oportunidad que tanto anhelaba.

Al final no te has salido con la tuya, porque después de fastidiarme tanto, he sido yo la que ha conseguido su sueño y ni tu ni nadie habéis podido evitarlo.

Ahora tengo junto a mí a alguien, a quien quiero más que a mi vida, con quien quiero estar para siempre, haciendo que nuestra historia sea la mejor de todas, la más romántica y la más bonita.

Gracias por hacer realidad mi sueño y por darme la oportunidad de estar a su lado. No eres tan malo después de todo.

Siempre nos quedará Paris.................